Scott #445 |
El cuarto domingo de enero Martín
entreabrió sus ojos cansado de repasar fotografías mentales de la sonrisa de
Alicia. Estiró su mano derecha para buscar inútilmente algo de líquido en su
mesa de noche. Se dirigió a la cocina, bebió del grifo un largo vaso de agua.
Ni siquiera la descarga de adrenalina en la larga luna anterior produjó eliminar aquellas imágenes de deseo y nostalgia. Aturdido de resaca se dirigió
al espejo del baño, pasó su mano por su rostro recapitulando breves flash backs de las horas preliminares. Determinó afeitarse permaneciendo su rubio bigote. Recorrida la fría ducha,
preparo café. Mientras ordenaba la cama se acomodo su remera. Encendió el
computador, inició el disco de temporada: Benny
More – Si me dejas. Avanzó hacia el marco del ventanal, retiró a un lado el trípode
para ver con claridad en dirección hacia abajo. Bicicletas miniaturas, damas con bolsas de
mercado, kioscos cerrados, fútbol en canchas improvisadas del parque, tráfico
fantasmal. Fritó unos huevos, saco la tocineta del horno, sirvió con naranjas
de caja. De nuevo aparecieron daguerrotipos de esa sonrisa moviéndose desnuda, agitando
su cabeza en no, escupió la pasta de dientes decidido a ejecutar domingo,
destrozar el tedio de su residencia. Tomó llaves, gafas de sol, cámara, y un pork-pie hat de ala corta antes de verificar
pesos en sus bolsillos. Ajustó la puerta, se retó a las escaleras desde el
doceavo piso.
Afuera, la seriedad del sol
calentaba las pisadas. Buscó cubrirse en la sombra de un roble contiguo a la
parada. Prefirió el penúltimo asiento para disfrutar el recorrido. Sonidos de
motor acompañaban el meditar de Martín en la avanzada bebiendo litros de agua. Al
paso por la entrada del zoológico regresó a ella en figuras de sensuales labios.
Descendió del colectivo en la plaza de mayo espantando a un grupo de palomas
que volaban la independencia. Rostros de turistas y locales salían de las
estaciones del subte para tomar descenso por la calle de la defensa. Se unió a
la marcha. Dos cuadras antes de la parte peatonal adoquinada comenzó a sentir
la fiesta. Guitarras y violines en rápidos jazz acompañaban el ritual de Martín
por capturar fotos. Telas de artesanos extendían sus productos, verdes
sombrillas al aire libre, magos exponiendo trucos, busking, locales repletos de vajillas de plata y bronce, lámparas de
arácnidas formas, estatuas vivientes. Se cruzó de frente con la comparsa de
platillos y tamboras que estallo en vivas murgas. Ingresó en un viejo almacén
para alejarse del bullicio apaciguando su resaca. Adentro, centenares de
relojes de formas y tamaños posaban desiguales en el tiempo. Un anciano
anticuario de tirantes, blanca barba y gorra de marinero le salió al encuentro.
-Buen día, ¿puedo ayudar en algo?
-Disculpe mi curiosidad ¿Es ústed coleccionista
del tiempo?
-No siento que se trate de coleccionar el tiempo. Cada reloj
que ústed ve aquí es un amor, cada segundo una mujer. Pero con mi esposa no
solo intercambiamos, vendemos y reparamos relojes, lo invito a que también
observe los productos que están en las vitrinas.
-¿Le molestaría que tomara algunas fotos?
-En absoluto, con la condición que regrese para
regalarnos las mejores.
-¡Es un trato!
Martín se aproximó a un largo
estante en caoba y tapiz rojo que reposaba en la pared del fondo. Con la
lentitud de museo exploro entradas a recitales, hileras de estampillas,
panorámicas de las Malvinas a blanco y negro, billetes de distintas épocas.
Arregló unos ángulos que capturó antes de abandonar la tienda. Se acomodó sus lentes oscuros y sombrero. En la calle, casas coloniales de cortos balcones eran
camufladas por altos edificios. Por el suelo, una hilera de ofertas repartidas de longitud
indescifrable. A cuadra y media de plaza Dorrego se encontró con Ciudad Baigón, un colectivo de músicos
porteños que a partir del bandoneón iniciaban el performance de innovadores tangos. Se acordó de las canciones que
tanto disfrutaba en la clandestinidad con Alicia. Sucumbió en recuerdos a
medida que la orquesta tocaba. Mirada fija, ojos color fuego, la prohibición
para acercar los labios, los eufóricos besos. Reaccionó ante el círculo de
aplausos decidiendo apartarse de las irónicas notas para seguir caminando. En
un largo tapete hizo una pausa para observar libros, repasó la antología de la
poesía de Borges que lo entretenían más que sus cuentos, detalló las grandes ilustraciones
que encomendó Lewis Carroll a Sir John Tenniel’s en Through the looking glass. En los costados, pintores de diferentes escuelas
ofrecían sus cuadros, figuras de cerámica de variados tamaños, baúles,
bombillas para el mate, street art. Se detuvo en una venta ambulante de vinilos. El hábito
de buscar por buscar lo retribuyó al descubrir en la etiqueta de clásicos el álbum Pampas Reggae. Analizando la caratula pidió probar el lado B en un
conservado gramófono. Lleno de energía al terminar el primer tema dio las
gracias, optó por fotografiar en vez de negociar.
Alcanzando la esquina de Dorrego
creyó ver a Alicia justo en la mitad de las parejas que bailaban la milonga. Prefirió
no acercarse, continuar inadvertido para evitar concretar cualquier sospecha. Abandonó la plaza en zigzag entre la gente.
Avanzó varios metros, aumentó el ritmo de sus pasos, apretó contra su pecho cámara
y sombrero, comenzó a correr. Quiso fugarse sin rumbo de aquel barrio, dejar de
nombrar instantes del pasado en cada rincón. Su resaca lo obligó a detenerse en la grama
del parque Lezama. Apoyandose sobre una palmera, la fecha del juicio de
Alicia se hizó inminente. Martín juez, ponderó los beneficios y las desventajas
de haber cortado con ella hacía ya dos meses. Escuchó la soledad testimonial sintiéndose
afecto al deleitarse en su propia imagen.
Reconoció la angustia de dejar unos labios que lo habían acompañado por
años. Atravesó la sensación de absoluta incertidumbre, por lo demás incomoda,
de recomenzar su propia historia para forzarse a mejorarla. Tomar nuevas fotos,
aquietar su corazón, no repetir errores, amar nuevas mujeres, romper duelo, keep on moving. Cultivar la buena memoria, luchar en la marea del olvido, como los marineros
hacen al batallar contra el fuego de San Telmo para encontrar la calma. Concluyó
por aceptar las pruebas del proceso natural del rompimiento. Decidido a cumplir
la sentencia que interpretó tarde unos hechos, Martín antiguo segundo amante, se
alejó de aquel barrio distanciando la silueta de la sonrisa de Alicia, su
profesora de piano.
Runaway no more.
El Capitán
Muy bello , abrazos
ResponderEliminarMuchas Gracias. Cordial saludo
EliminarQue esse Dia Dos Namorados
ResponderEliminarSeja o mais Feliz da Sua Vida.
Tomara , que esse Dia tenha reservado
momentos de eterna felicidade.
Não importa o Pais onde você esta ou mora
essa Data deve ser comemorada com amor e muita Paz.
Na postagem tem um presente é seu pode levar
ficarei feliz em ver no seu blog.
Um beijo terno e carinhoso.
Um abraço pelo Dia consagrado ao amor
e felicidade.
Ontem não consegui fazer tudo que eu queria fazer
por isso estou passando hoje no seu blog com
muito carinho.Espero deixar
você feliz com minha visita atrasada..
Carinhosamente Sua Amiga ,, Evanir..
Brigado, pelas belas palavras. Abraço muito apertado de carinho.
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