miércoles, 20 de marzo de 2013

Carta dejada en el borde de una cama a propósito


(Sin fechar)

Mensajera ave,


Tengo sentimiento de ti, otro idioma perfecciona la imagen: saudade. Rompiste mi lenguaje, atravesaste el interior de lo que considero hermosura. Confusión de mis sentidos, quizás seas el remedio que ayuda a sanar pulmones, la exactitud me abandona, puedo respirar tranquilos aires, supiste desatar canciones.  Mojados de sensaciones corrimos hacia los Robles para refugiarnos de la ciudad agobiante.

Mágicos segundos recordaran tu nombre. Conquistamos los días cocinando exquisitos sabores, recostados en la grama examinamos la inmensidad para darle forma a las nubes. Sedientos festejamos la vendimia brindando por el año en que salieron de barrica las botellas. 

Frente a abrumadores paisajes aguardamos el instante que apareció súbitamente. Rompimos protocolos, la desnudez lo sospechaba. Qué bien te sienta la noche iluminada por el fuego. La conexión se hizo inminente a partir del momento en que silenciamos el ruido natural de los grillos y las gaviotas. Los perros dejaron de ladrar, los arboles pararon de mover sus hojas, tu y yo jugando con la quietud. Embriagados de  placeres alcanzamos la grata fantasía  para inspirar sonrisas. Musa de rojos encantos, musa de mi alma, solo satisfacciones dejaste.

Condenados por la furia de las aguilas debemos embarcar hacia distintas latitudes. Es mi necesidad confesarte sobre augurios de encantadores futuros. Sabremos cuidarnos a la distancia, me eximo de asegurar un próximo encuentro. Si la vida es generosa o los deseos se cumplen, iremos a bailar hasta el muelle musical a cielo abierto para devolvernos los besos que nos prestamos en esta isla donde descansan las olas.


El Capitán


P.D: Hay un presente en la primera gaveta del armario. Eres libre de dejarlo o llevartelo hoy contigo.

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