miércoles, 6 de febrero de 2013

El último tango en París. Segunda Parte


Brujas de claros colores los juntarían de nuevo en París.  Ella, visitaba a su hermana. Él, esperaba con locura el comienzo de la Fête de la Musique.  Celestial idea de guardar bien un correo. Muchacho afortunado. Se escribieron. Acordaron una cita en la columna del centro de la Plaza de la Bastilla. Salieron a devorarse la noche parisina. Experimentar la Ronde de Nuit de la Mano Negra.  Esta vez, hablaron en francés. Fueron por unos mojitos famosos por el quartier. Caminaron por la Place de la République. Avanzaron hasta el Quai St Martin. Mojaron la palabra. Bebieron du vin rosé. Delicia fría de veranos. Lidiaron puntos de vista sobre el absurdo de Francia. Cantaron Couleur Café.  Sus risas se conjugaronLannzaron centavos de euro desde el puente d'Amélie. Cada quien con su deseo.  Jugaron con sus ojos. No hubo tiempo para la foto. 

Decidieron perseguir la noche. Eufóricos por bailar. El famoso aller en boîte. Entraron en discoteca. Sonidos de drum & bass. Se entregaron a la pista. Cuerpos calientes lo demostraban. De pronto, las luces enlazaron sus pupilas. Se miraron fijamente atreviéndose a besarse. Desborde de un río apasionado. Lucharon con la corriente para evitar soltar sus bocas. Ella, le susurro al oído: "estamos viviendo el inicio del último tango en París". Él, le respondió con una sonrisa. Prohibido parar de bailar. Ha comenzado la madrugada. Han apagado el sonido. Salieron desmesurados buscando otro rincón para besarse.  El viejo apartamento de su hermana. Piso cuarto. Escaleras caracol, segunda vuelta. Superficie de madera. La cristalización del deseo. Sus cuerpos extasiados en primera comunión. Unidad. Amor. Placer. Destello de luz. El sol anunciaba su llegada. El ritmo universal de la ciudad declamaba los principios de su rutina agobiante. Las puertas del metro abiertas. Despertar en caluroso verano de una mágica noche. Necesidad de decir adiós.

Tomaron rumbo a la Gare du Nord. Ella, regresaba a Londres buscando entregarse a la suerte para cambiar su camino. Él, planeaba pasar unos días a orillas del mediterráneo en las costas de Marseille. Sus bocas se despidieron entregados a un último beso. Hubo un abrazo infinito. Jamás volvieron a verse. Permanecerá la dicha en sus almas. Fervor de lo inexplicable. Presencia de un pronunciado hasta nunca bajo el sobrehumano je t’aime.

FIN
Febrero de 2013

Ver la primera parte de esta historia aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario